miércoles, 19 de agosto de 2015

White God, por mucho que lo intenta, no escapa de los tópicos del cine europeo independiente

A diferencia de mucha gente, yo soy de los que dicen que el cine independiente no es muy lo mío, pero aun así siempre que puedo intento acercarme a él y encontrar obras con las que poder identificarme. Por eso, cuando vi que en mi cine habitual traían, con cierto retraso, esta atípica cinta húngara, no quise perder la oportunidad de ir a disfrutarla en sala.
Si uno se fija en la sinopsis espera ver algo diferente, original pero lo cierto es que desde el principio encontramos demasiado terreno conocido en lo que a cine del viejo continente se refiere. Familia disfuncional, drama juvenil y todo eso que parece imprescindible en estas producciones por mucho que quieran convencernos según avanza de que hay algo de terror aquí.
La mejor actuación no es la de un ser humano, aunque la niña protagonista es de destacar, sino la de un perro, Hagen, que tiene unos minutos, mientras se acostumbra a la soledad del abandono, en los que transmite una cantidad increíble de sentimientos. En ese sentido, me quito el sombrero.
El problema llega cuando el film quiere ser una mezcla de "Cujo" y "El amanecer de los muertos" —el remake, no la original— porque ahí es donde empieza a convertirse progresivamente en ridícula. Hay unas cuantas escenas en las que lo único que veremos es a los cánidos correr como pollos sin cabeza y más aun cuando el pistoletazo de salida lo da una escena que roza el gore para luego pasar a esa especie de maratón perruna donde no se acaba de tener claro el objetivo final de la trama.
En mi opinión el guión comete un fallo garrafal y es el querer tener siempre una idea subyacente en vez de centrarse en intentar asustarnos de verdad. Me refiero a que parece que sea necesario denunciar algún tema o que tenga un sentido más profundo y al final lo que consigue eso es que el experimento les salga bastante mal, rematándolo con un final que, bueno, no diré en qué cuento se basa porque sería un destripe bestial pero que se veía venir desde el principio y que también roza lo estrafalario.
Pensé que sería el único en mi pequeña ciudad que estaría en aquella sala y me llevé una sorpresa cuando entró otro hombre, también solo, y más aún cuando quienes se sentaron un par de filas detrás de mi sonaban como una abuela y su nieta. Intuyo que o no sabían lo que iban a ver o incluso se equivocaron de sala pero lo cierto es que el primero duró poco más de cinco minutos y las féminas no estaban en sus asientos cuando salieron las letras de crédito y me dirigí a la salida. Por lo tanto, si leéis la sinopsis antes de ir, no tengáis muchas esperanzas de que coincida mucho con lo que vais a ver y, si sois de los que miráis un cartel sin saber nada de la película y os metéis a saco en la sala con críos, tened claro que esta no es una cinta para ellos.
Nota: 4

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